La tristeza nos embargaba. Hemos acompañado a Elena durante todo el día. Ella ha llegado llorosa y trastornada. A lo lejos, vemos una pequeña rendija que nos permite comunicarnos con el mundo exterior.
Realmente, el día ha sido duro; primero nos cayó una fuerte lluvia que nos empapó, posteriormente una estúpida niña coqueta tropezó con nosotros y nos maltrató. Sin mencionar siquiera, ninguna disculpa. Finalmente, nos dirigimos al ascensor. Allí estuvimos pegaditos en una relación estrecha. Desde nuestro lugar sonreímos a algunos compañeros, que se diferenciaban por su color (negro,rojo y azul) por el modelo y por estar unos más malgastados que otros.
Seguimos nuestro camino. Entramos en el salón. El tiempo pasaba y la profesora de Elena no llegaba.
Finalmente, emprendimos la marcha; pero cuando menos esperábamos se apareció la vieja bruja.
Pequeña, menuda-a nuestro modo de ver- pero Hitler como ninguna. Acompañamos a Elena cuando la profesora les decía a todos sus discípulos que no servían para nada. Nosotros muy juntos con la autoestima muy baja, porque nuestra Elena quería mucho sus estudios.
La vieja bruja terminó de humillarlos y posteriormente le asignó una labor. Se dirigió a la puerta y salió por allí. Las voces estudiantiles se elevaron. Finalmente, supimos lo agobiada que se encontraba Elena. Ella decidió irse y nosotros sin esperar un segundo la seguimos.
Nuestra amiga dio una pequeña disculpa a la profesora Hitler y se marchó. Tomó el ascensor temblando, siguiendo la marcha hacia un lugar seguro-su casa.
Caminamos juntos, chocábamos con uno y otro obstáculo. Nuestras manchas y rayones aumentaron, sin duda. Ahora estábamos feos -lo sabíamos- nuestras tapitas estaban carcomidas y los lazos que nos embellecían eran dos simples cuerdas que colgaban como dos maltratadas culebritas.
Sabemos que nuestra compañera no nos olvidará, seguro que cuando salga, el bello sol, vendrá junto a nosotros y nos dirá - Amigos es otro día, para salir de nuevo a luchar, sólo necesitan un pequeño arreglo. Y nosotros agradecidos mencionaremos sonrientes -cómo tú quieras amiga. Bueno todo lo viviremos mañana.
La noche hermosa y fragante nos vigila. Nuestras gastadas suelas reclaman descanso y sosiego. En realidad, nuestra vida es dura pero sin embargo, siempre tenemos unos diez amigos que nos acompañan en nuestra larga travesía.
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