viernes, 4 de mayo de 2012

El joven de rulos

Afortunadamente, después de mi juventud me enseñaron que hay que apreciar cada etapa de la vida. Y ahora que la veo un poco desde lejos,puedo decir que me fascinó mi niñez, con mi hermana al lado y mis primos enriqueciendo esas vivencias, que estarán hasta el final. Mis padres en cada momento.
A los veinte años, estaba disfrutando de la carrera que quería estudiar y las experiencias que quería vivir.Estudié Castellano y Literatura, en una Universidad de mi país, en el segundo semestre estábamos todos nerviosos de las evaluaciones por venir. Un día a media mañana, teníamos Expresión Oral y escrita, esperamos ansiosos al profesor. Nosotras conversábamos cosas irrelevantes, cuando lo vimos pasar . Tendría como 29 años, unos ojos azules como el Niño Jesús y unos rulos maravillosos. Venía en jeans, una chaqueta y un pantalón. Los zapatos deportivos, que demostraban que venían del campo. Todas las muchachas quedamos ancladas en esos ojos celestes y en esa personalidad vital.
Era nuestro profesor y venía a evaluarnos. Se presentó y nos dijo que además de ser docente, escribía discursos para los políticos, pero lo que realmente amaba era cosechar la tierra, donde veía el mayor fruto. Nosotros no lo podíamos creer dejar la máxima LITERATURA, por dedicarse a lo primitivo de la tierra. Ahora le concedo la máxima razón. 
Ese mismo día, nos dirigió una pregunta ¿qué lees?, los que estaban al inicio de la fila señalaron: LLosa, García Márquez, Gallegos etc hasta que alguien "pensamos nosotros irreverente" mencionó que revistas, otros que comics, otro que la Biblia y él profe señalaba muy bien, muy bien "hay que iniciar por algo, que realmente le guste". Allí nos flexibilizamos, sin embargo nos señaló que la materia que él impartía, era con un fin comunicativo fundamental.
Esas características que observamos el primer día, no denotaban la exigencia del profesor, que observaba cada oración, cada coma y punto. Los escritos los leían casi todos los alumnos buscando errores; porque por dos de ellos nos quitaba un punto y para nosotros eran oro. No existía la tecnología actual, que proporciona investigación y corrección automática.
Un día nos señaló un reportaje como evaluación y frente a ésto, como yo siempre he amado a los perros. Me propuse realizarlo de este tema, busqué material impreso, realicé columnas periodísticas e incorporé algunas fotos de mi perro y otras dadas por mi amiga. El profesor le encantó la creatividad, pero sin embargo logró visualizar dos acentos por lo cual no obtuve la calificación total. Y hoy que lo traigo a mi memoria es como una suave brisa, que nos alegra el momento, y nos recuerda que nada más hermoso que recordar para vivir a plenitud.
                             

No hay comentarios:

Publicar un comentario